LA QUÍMICA ES VIDA. TODO LO QUE NOS RODEA ESTÁ HECHO DE QUÍMICA.

Estamos acostumbrados a pensar siempre en la química de manera negativa quizás por los hechos ocurridos recientemente. Sin embargo, olvidamos que la química estudia la naturaleza, la comprende, la moldea incluso sin causar daño a las cosas ya las personas. La química explica cómo funciona la naturaleza, estudia sus mecanismos y dinámicas. Todo lo que nos rodea se rige por las leyes de la química. Basta pensar en el elemento que más interpreta la vida: ¡el agua! Esa simple fórmula química: ¡H2O, dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno unidos por dinámicas químicas que generan vida! Un elemento simple y complejo a la vez

Entrar en estos mecanismos, comprender su dinámica y crear nuevos productos en armonía con la naturaleza es nuestro motor que nos distingue desde que existimos.

Quienes trabajan con la vida, en cualquier forma y de cualquier naturaleza, saben bien que la responsabilidad es alta y no se puede ignorar porque la innovación y el progreso no son conceptos de los que se pueda abdicar en favor del beneficio y del merchandising desenfrenado. Y es precisamente aquí donde la responsabilidad juega para nosotros un factor predominante que se expresa en la transparencia y naturalidad con la que abordamos nuestro trabajo cada día.

Entonces la obra se convierte en un vínculo químico con el producto, que a su vez se vincula con la naturaleza en una fórmula mágica, siempre ganadora, que no permite excepciones a la normal voluntad humana de aprovechar lo que en realidad nunca podrá poseer. Porque la química es vida y no eres dueño de la vida, como mucho la respetas y hablas entre nosotros, como sabemos hacer.

Por supuesto, si alguien habla de amor, es un juego fácil. Se han escrito ríos de palabras sobre el amor que escribir cualquier otra cosa en este contexto tendría pocas razones de existir. ¿Pero el amor como respeto? Después de todo El respeto es esa temerosa delicadeza hacia los demás que caracteriza el comportamiento concienzudo y positivo que todos deberíamos tener cuando tenemos responsabilidades empresariales.

Porque no se trata sólo de relaciones y de relaciones humanas, sino que es la actitud hacia el trabajo, hacia la investigación continua hecha con pasión, la tendencia a descubrir lo desconocido y a sorprendernos positivamente con los resultados de nuestra investigación, lo que distingue nuestra alma. corporativo. Todo esto para nosotros es amor. Es amor por los detalles, es amor por nuestro trabajo, es amor por los frutos de nuestro trabajo. Y todo esto se traduce en respeto por nuestras relaciones, por ti que nos lees, por ti que trabajas con nosotros, por ti que utilizas nuestros productos y los compras.

La naturaleza disfruta de la naturaleza, la naturaleza contiene a la naturaleza, la naturaleza conquista a la naturaleza, la naturaleza ama a la naturaleza y la naturaleza es amor por la naturaleza". Ostane, alquimista de los primeros siglos d.C.


No hay amor sin respeto y la relación química entre estos dos valores se convierte en naturaleza.

¡Y aquí es donde comienza la diversión! Jugar con la naturaleza, no abusar de ella sino respetarla, es un momento mágico que nos involucra cada día. Probar nuevas soluciones, imaginar reacciones, fomentar el proceso natural de una reacción química que no es madrastra pero sí beneficiosa, es el condimento de nuestro trabajo. Casi disfrutamos descubriendo cosas nuevas, como si la labor comercial, la parte administrativa y los problemas del funcionamiento normal de una empresa no nos afectaran. ¡Pero hay!

Llevar todo este entusiasmo a un nivel relacional es la consecuencia natural para quienes nos comportamos "como un buen padre de familia" con respeto a todo y a todos, especialmente a nuestro futuro. Al final lo que queda de nosotros es el valor de las relaciones que hemos producido, el recuerdo de nosotros que hemos dejado en los demás. Puedes ser tan bueno como quieras pero lo "bueno" que dejas atrás nunca se olvida. Entonces, conceptos como transparencia, profesionalidad, capacidad, humanidad, trabajo, compromiso y honestidad se convierten en verdaderos valores reconocidos que podemos disfrutar siempre que sepamos merecerlos.

Por eso decimos que para nosotros, aunque parezca una frase banal, un apretón de manos no es un simple apretón de manos, sino el inicio de un proceso químico, incluso empático, un pacto de confianza con el otro, que tiene valores. ​​que trascienden nuestro espíritu normal de hacer negocios. La conciencia de lo que somos proviene del respeto y de la conciencia de que somos química, en naturaleza.

EMPATÍA CON EL PRODUCTO

Cuando piensas en un producto, piensas en una solución a un problema y aquí es donde entras en ese proceso evolutivo que lleva a la innovación. El “producto” nunca es un fin en sí mismo, es precisamente un producto, es decir, un objeto, un servicio o un sistema resultante de un camino mental que surgió de la necesidad de una solución. El producto es esencialmente la solución a un problema. Pensar en términos más simplistas y considerar el producto sólo como un objeto comercial para ser vendido, independientemente del proceso creativo e innovador que lo llevó a nacer y llegar al mercado, no produce calidad.

Para nosotros, la calidad de un producto es intrínseca a nuestra naturaleza corporativa, es una relación empática con el problema que necesariamente, sea cual sea el costo, produce una solución acorde con los valores expresados ​​por nuestra marca. Para nosotros no hay compromisos en materia de calidad porque nos saldríamos de nuestros caminos sistémicos y traicionaríamos nuestro deseo evolutivo que se mide cada día con los problemas de los clientes y con las soluciones que podemos proponer.

Sin duda es un proceso complejo y difícil de gobernar, pero apasionante. Es un proceso que lleva a determinar un valor profundo de calidad como si se tratara de un diseño creativo pero extremadamente concreto y real.

Buscar la calidad siempre y en cualquier caso es una prueba continua, a veces agotadora cuando la solución tarda en llegar, pero exitosa a la larga. Nunca nos rendimos y si alguna vez lo hiciéramos, nos sorprenderíamos de nosotros mismos.

No producimos "productos" sino que proponemos soluciones y este deseo surge de la relación empática que logramos construir con el producto en sí porque, en un producto, la calidad no es lo que le pones sino lo que el cliente obtiene de él. !!

LA CALIDAD ES LA CARACTERÍSTICA MÁS CERCANA A LAS EXPECTATIVAS DEL SUJETO (ARISTÓTELE)

Transparencia certificada y derecho a la calidad.

Cuando piensas en un producto, piensas en una solución a un problema y aquí es donde entras en ese proceso evolutivo que lleva a la innovación. El “producto” nunca es un fin en sí mismo, es precisamente un producto, es decir, un objeto, un servicio o un sistema resultante de un camino mental que surgió de la necesidad de una solución. El producto es esencialmente la solución a un problema. Pensar en términos más simplistas y considerar el producto sólo como un objeto comercial para ser vendido, independientemente del proceso creativo e innovador que lo llevó a nacer y llegar al mercado, no produce calidad.

Certificamos nuestros productos declarando su composición en cada componente y con cada detalle. Es un deber que nos hemos impuesto no por convención, no porque nos lo imponga la legislación, sino porque estamos convencidos de que es un elemento esencial del acuerdo fiduciario que nos vincula con nuestros clientes. Creemos profundamente que la calidad es un derecho y que así debe ser declarado. Y es la declaración verdadera y transparente, con muchos detalles, la que puede producir una verdadera certificación de transparencia.

Porque la transparencia es verdad, es equidad, es responsabilidad social y capacidad de ver. La transparencia es un pacto de ciudadanía que puede transformarse en orgullo corporativo e influye positivamente en las relaciones con nuestros clientes, socios, colaboradores, proveedores, empleados y profesionales que trabajan con nosotros cada día para dar valor a nuestro propósito social.